Las movilizaciones de mediados de los cincuenta en el Marco de Jerez fue un hecho excepcional.
La extremada dependencia que el viñedo del Marco tenía de la mano de obra especializada en las labores de la poda, el injerto, la castra y la recastra hizo que los trabajadores se aprovecharan de ello para arrancar fuertes subidas salariales, pues en caso contrario, se ponía en peligro las cosechas.
Desde la primera movilización del 31 de octubre de 1954 en Sanlúcar hasta comienzos de 1960 conseguirán fuertes aumentos salariales de hasta el 43,70 por ciento en todo el Marco.
Para el éxito de las movilizaciones, que afectaron a más de 10.000 trabajadores, concurrieron varios factores: el uso que sus dirigentes hicieron del sindicato vertical, copando la Sección Social desde las elecciones de 1957, la cohesión social de los trabajadores que venía desde la II República y el carácter eventual de los mismos que imposibilitaba la represión pues no tenían más relación contractual que la del trabajo diario.
La ofensiva patronal no se hizo esperar y desde 1961 intentó dividir a la clase obrera, haciendo fijos a más de un 75 por 100 de la plantilla para que no pudieran hacer huelgas que eran ilegales. Eso y la mecanización progresiva de determinadas labores como el sulfatado que se hizo desde avionetas, hizo que progresivamente la burguesía agraria lograra sus intereses.
Pero la semilla se había echado y los sucesores de estos viejos luchadores, el 9 de diciembre de 1969 iniciarán una huelga de la viticultura en todo el Marco, liderada por las CCOO, que duró 45 días, en los que hubo detenidos y algún procesado en el TOP, como Eduardo Saborido, por llevarles dinero para su caja de resistencia.
Al final lograron sus objetivos con fuertes subidas salariales, manteniendo la tradición de lucha en este sector estratégico de Cádiz.
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